lunes, 30 de enero de 2017

Escándalo de Schön


El campo de investigación de Schön era la física de la materia condensada y la nanotecnología. Recibió su Ph.D. De la Universidad de Konstanz en 1997 y fue contratado por Bell Labs, Nueva Jersey,  Estados Unidos. Las mejores revistas científicas llenaban páginas con sus artículos y muchos le veían recogiendo un Nobel.

En 2001 publicó un artículo en la revista «Nature» en el que decía ser capaz de crear transistores de escala molecular mediante compuestos orgánicos. El silicio dejaría paso a materiales orgánicos con los que fabricar chips más pequeños y baratos. Una revolución científica y económica se gestaba en el laboratorio de un treintañero.

Las primeras sospechas sobre la honestidad de Hendrik Schön surgieron a principios de 2002 cuando un físico de la Universidad de Cornell advirtió la existencia de grandes similitudes en gráficos de dos estudios publicados en «Science» y otro en «Nature». Muy poco después se detectaron más semejanzas entre otros estudios, lo que propició que la compañía propietaria de los Laboratorios Bell, Lucent Technologies, designara un comité de investigación para comprobar si Hendrick Schön fabricó datos.

Ningún investigador era capaz de reproducir los resultados del brillante físico. Detectaron que en varios experimentos las señales tenían el mismo nivel de ruido –algo muy improbable– y, tras los primeros gazapos, descubrieron más datos duplicados.
 
El comité de Bell pidió a Schön sus datos en bruto... pero los había perdido. En septiembre de 2002 el comité hizo público el informe sobre el caso: 16 pruebas de mala conducta científica, entre las que se incluían la reutilización de datos y la falsificación de gráficas. Entre 2002 y 2003 se retiraron 21 artículos suyos. Él aseguró que, aunque sí había falsificado datos para llamar la atención, otros sólo eran incorrectos por error. Aun así, Laboratorios Bell le despidió y perdió el título de doctor.

Hay un amplio abanico de posibilidades entre maquillar algún resultado de tu propia investigación a directamente inventarlo, o copiarlo. Incluso el autoplagio, del que no había oído antes hablar, está entre las diferentes opciones de fraude científico. El caso anterior es un claro ejemplo del mismo, pero hemos de darnos cuenta de que no sólo los casos más graves hacen que exista la mala praxis en el mundo científico, sino que cada una de nuestras decisiones, por muy pequeñas o inocentes que sean, ayuda a su fomento.

La propia ética del investigador y su círculo de trabajo, su motivación por conseguir buenos resultados, la pasión puesta que hace que veas todo lo conseguido y demostrado como positivo, la presión por publicar,  por conseguir financiación, por hacerte un nombre en este mundillo,  porque tu investigación no forma parte del paradigma dominante de tu especialidad, el no querer publicar resultados negativos... Parece que todo lo que nos rodea nos incita a cometer algún error, incluso parece que si lo hacemos no es del todo culpa nuestra, es que estamos muy presionados no?...  no hay excusa.


Para leer más sobre el caso:
https://en.wikipedia.org/wiki/Sch%C3%B6n_scandal

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-01-11-2002/abc/Sociedad/un-brillante-investigador-acusado-de-fraude-cientifico-causa-el-mayor-escandalo-de-la-fisica-en-estados-unidos_140465.html

http://www.larazon.es/historico/5167-cientificos-estafadores-PLLA_RAZON_267116

1 comentario:

  1. Muy buena historia, y la has contado muy bien.
    La conclusión también ma ha gustado ;-)
    Buen trabajo.

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